CONCILIO DE NICEA I - I ECUMÉNICO: convocado en el 325 d.c. puso las bases fundamentales de la formulación del dogma trinitario con la doctrina de la consustancialidad del Hijo.
CONCILIO
I DE CONSTANTINOPLA – II ECUMÉNICO: Fue convocado en el 381. Realiza la redacción definitiva
del Símbolo- Credo, incluyendo la divinidad del Espíritu Santo.
LOS
SÍNODOS TOLEDANOS DE LA ESPAÑA VISIGÓTICA
Estos Sínodos regionales ofrecen una doctrina
cada vez más madura, como respuesta a las herejías que aparecen. En el tercer
Sínodo de Toledo se formula la doctrina del “Filioque”.
EL
CONSISTORIO DE REIMS - 1148
Se reafirma la unidad de Dios, y que las
personas no son en nada distintas de la «esencia divina». En otras palabras, se
afirma la necesidad de no cambiar la realidad de Dios: Ser uno sólo y a la vez
tres.
EL
IV CONCILIO LATERANENSE - 1215
Se ocupó de refutar la doctrina de Joaquín de
Fiore en materia trinitaria, con tendencias al triteísmo.
EL
CONCILIO DE LYÓN – 1274
Reafirmó la procedencia del Espíritu Santo
del Padre y del Hijo. “Confesamos con fiel y devota profesión que el Espíritu
Santo, procede eternamente del Padre y del Hijo, no como de dos principios,
sino como de un único principio”.
EL
CONCILIO DE FLORENCIA - 1445
Fue importante en cuanto a la doctrina
trinitaria por tres motivos: la doctrina del Filioque sobre la procesión del Espíritu
Santo del Padre y del Hijo como de un único principio (decreto Laetentur coeli);
se admite la validez de la fórmula oriental per Filium; en el decreto Cantate
Domino se difine el concepto de «persona divina» cuando se dice que estas tres
personas son un solo Dios «donde no se oponga la relación»; y en el mismo
documento, en tercer lugar, se expresa el contenido de la doctrina de la
pericoresis.
EN
LA ENCÍCLICA DIVINUM ILLUD MUNUS
– 1897.
El Papa León XIII, recuerda cómo la Iglesia
siempre ha dado culto a la Trinidad en su unidad, y jamás por separado a las
personas consideradas en Dios, rechazando así la propuesta de instituir una
fiesta para el Padre.
ENCÍCLICA
DOMINUM ET VIVIFICANTEM - 1986
El Papa Juan Pablo II, presenta al Espíritu
Santo en el seno de la Trinidad. Dios en su vida íntima es amor y don. El
Espíritu Santo expresa como persona este amor-don que es Dios. (Retoma el
pensamiento de Santo Tomás de Aquino)
Conclusión
El
Misterio de la Santísima Trinidad consiste en que en Dios hay una sola esencia
y tres Personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, cada una de las cuales
es Dios, sin ser tres Dioses sino un solo y único Dios.
Terminamos
con una analogía sencilla: el sol está en el cielo y produce luz y calor.
La
luz y el calor no son distintos del sol, pues algo parecido es la Trinidad. El
Hijo y el Espíritu Santo son iguales en naturaleza al Padre, pero son un solo
Dios. El Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios. Tres
Personas y un solo Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario