Desde el comienzo de los tiempos los seres humanos
hemos ido en busca de algunas verdades que nos inquietan: ¿De dónde venimos?
¿Quién nos creó? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es el sentido de nuestra existencia?
En este aspecto, tanto filósofos como teólogos han
realizado diversas afirmaciones que nos acercan o nos alejan rotundamente de lo
que hoy conocemos como Religión, y por qué no, de Dios. En consecuencia, surge la teología, la cual
se ocupa del tratado de Dios.
La teología propone que si queremos conocer un poco
de Dios debemos emplear la razón, es decir, descubrirlo en la naturaleza, en
los seres humanos, en las flores por su belleza, en la inocencia de los niños,
en la perfección de lo que nos rodea, acudiendo también a la fe.
Todo ser humano cree porque Dios le dio el poder
natural o por el don de la fe, experimenta su presencia y lo descubre en la
creación, y es por la fe previamente motivada o instruida que el hombre se
inquieta a buscarlo por todos los medios ya que lleva dentro de sí una
verdadera sed de salvación.
La teología se puede entender como una ciencia que
analiza desde todo lo creado las verdades sobre Dios empleando la sabiduría que
todos poseemos para entrar en forma objetiva y subjetiva; aunque sin olvidar
que la experiencia es la que va definiendo a Dios en el corazón mediante el
ejercicio de la oración guiada por la fe.
La teología tiene solo una meta: llegar a Dios por
las creaturas o por estas a él, por los dogmas, la historia o el estudio de
catequesis u otros. Para su estudio se aconseja el método positivo porque nadie
debe negar la única verdad que es Dios mismo y el método escolástico de la
tradición.
Aunque muchos polemicen, los dogmas no se pueden
negar pero sí profundizar a la luz de la sagrada escritura donde están las
verdades de la fe y en la tradición divina que algunos no conocen aún, no
aceptan o simplemente no les interesa. Creer ahora en el gran misterio de la
existencia Dios sólo por la ley natural es un don que se da pero que no puede
cambiarse; aunque el mundo evolucione en otros campos Dios no cambia, se revela
de acuerdo al momento histórico, cambian los conceptos por el ataque del
modernismo que nos exige seguir profundizando toda verdad divina, obligándonos
a la piedad auténtica.
Del mismo modo, en esta ciencia se habla de unas
“censuras teológicas” las cuáles pueden ser herejías, contrarias a una doctrina
cierta que se dan en torno a la fe y que resultan ofensivas, malsonantes,
escandalosas y capciosas. Esto lo
analiza la iglesia de acuerdo al magisterio, sin dar cabida a opiniones, ya que
Dios es distinto del mundo y solo resta creer en él por la fe y la razón
natural, la cuál es dogma; lo mismo que por la sagrada escritura, por la
conciencia y la historia que da cabida a una profundización que se presta para
censurar algunas cosas.
Respecto a estas censuras la iglesia defiende las
verdades como madre, maestra y como partícipe de la gracia del espíritu santo que
busca ser fiel a las raíces del cristianismo con los padres de la misma a la
luz de su doctrina.
Dicho de otro modo, la experiencia de Dios es innata
y trascendente, “no aprendida” que se fortalece por muchos medios ya que hay
que creer en ese gran misterio salvador para darlo a conocer sin ninguna duda,
con argumentos naturales, bíblicos y tradicionales, con previa instrucción. Por
consiguiente, no hay ignorancia permanente sobre Dios, lo normal es que se dé
un conocimiento que por el ansia del ser supremo existe en cada uno y que
evoluciona de acuerdo a la cultura, a la historia, a la fe y a la búsqueda de
la salvación.
Desde un punto de vista personal y refiriéndome a
las “Censuras teológicas” considero que la iglesia defiende sus argumentos
procedentes de los santos, padres y demás, porque las normas, las tradiciones,
la sagrada escritura, la propia conciencia del hombre, la historia de la
revelación, la vida de Cristo que completó la existencia de un Dios, que con su
muerte, pasión y resurrección revelan la promesa de salvación. En otras palabras, Dios ha sido por la
creación, Dios es porque actúa en la historia, Dios será el fin indiscutible de
todo, hacia donde vamos todos.
Dios es sobrenatural, por eso nos cuesta creer en
él; no podemos abarcarlo sino experimentarlo y disfrutar de su certeza, de su
amor, con esperanza de ser acogidos por su misericordia.
Ahora sí, resulta conveniente que la iglesia se deje
criticar de otras fuentes modernas para que nos unamos en un solo pueblo,
creyendo en el mismo Dios, en consonancia con el progreso y la cultura de cada
civilización.
Respecto a la existencia de Dios, en el mundo actual, asediado por el
modernismo y el materialismo que nos consume, unos saben que Dios existe, sin
embargo navegan en la noche de la fe, se vive entre luces y sombras la certeza,
tal vez por los altibajos propios de la naturaleza o por la falta de oración
constante que la alimente. Igualmente muchos creen por la naturaleza y así
viven en su presencia con humildad cumpliendo con la ley, tratando de
agradecerle en todo.
Nadie es perfecto, somos limitados en cuanto a las
ciencias, las investigaciones, las verdades humanas y divinas, por eso dejemos
que lo inmaterial entre a nuestro limitado mundo, busquemos la verdad, el
camino, la vida en Cristo y enseñemos dogmas, tradiciones, principios bíblicos,
revelación, ciencia y fe a la luz de los grandes misterios de la salvación y
existencia de un Dios que lo trasciende todo, lo invade todo y todo lo gobierna
con su poder.
En este sentido entendemos que Dios es espíritu
sobrenatural, dogma de fe que sobrepasa la razón, la ciencia y todo lo demás.
Mientras la teología y algunos miembros de la
iglesia tratan de demostrar la existencia de Dios acudiendo a la fe, muchos de
los seres humanos que habitan en su divina creación aún dudan de él.
Respecto a este tema tan controversial considero que
Dios sí existe, pero que si algunos lo niegan es además de la falta de fe, por
el materialismo que cada día nos absorbe. El modernismo, la ciencia y el egoísmo
pusieron al hombre como centro del mundo, reduciendo a Dios de su lugar; uno
que tendría que ser privilegiado.
A todos nos toca creer en las verdades reveladas
para no dejarnos enredar por otras ideas que vienen con el devenir acelerado de
los tiempos; en este sentido, todo tiene validez desde el punto de vista de la
sed de Dios que llevamos dentro y que nos obliga a buscarlo de diversas formas.
Del mismo modo, considero que la iglesia debería
concretizar unas tantas ideas de sus grandes hombres de fe: teólogos o
filósofos, padres de la iglesia entre otros, para no confundir a las personas,
es decir “ir al grano”:
- ·
Pasar
haciendo el bien
- ·
Anunciar
a Cristo de acuerdo a las verdades dadas por el
- ·
Asumir
el dolor como medio santificador, entre otras
Estas son algunas cosas en las cuales la iglesia no
sólo debe enfatizar, sino que resumen lo que Cristo desea para los hombres; de
esta manera muchos “no creyentes” estarán llamados a él y las sectas o demás
religiones que existen hablarán un único idioma: el de Dios.
Al respecto, es muy común ver en las comunidades la
proliferación de sectas inconformes con la iglesia lo cual resulta ser un
problema de fondo ya que esta no se ha dedicado a educar al pueblo sobre las
verdades fundamentadas que tocan con la fe.
El hombre tiene un conocimiento innato de Dios pero
debe ser instruido en lo tocante a la revelación progresiva de Dios en la
escritura, algo de lo cual muchos desconocemos o no tenemos claridad:
·
Nacimiento
humilde de Jesús
- ·
La
vida, pasión muerte y resurrección
- ·
La
ascensión al cielo
- ·
La
venida del espíritu santo a la iglesia
- ·
La
salvación por Cristo
- ·
La
vida eterna
Si la iglesia
optara por llevar especialmente a los jóvenes el mensaje de Dios y lo dieran a
conocer de una manera que no diera lugar al escepticismo, la teología cobraría
mayor importancia y dejaría de verse como algo monótono cuyas ideas suelen
confundir a quienes de por sí se encuentran perdidos en el consumismo y el
materialismo de la época moderna