miércoles, 7 de noviembre de 2012

La búsqueda de Dios

Desde el comienzo de los tiempos los seres humanos hemos ido en busca de algunas verdades que nos inquietan: ¿De dónde venimos? ¿Quién nos creó? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es el sentido de nuestra existencia?





En este aspecto, tanto filósofos como teólogos han realizado diversas afirmaciones que nos acercan o nos alejan rotundamente de lo que hoy conocemos como Religión, y por qué no, de Dios.   En consecuencia, surge la teología, la cual se ocupa del tratado de Dios.
La teología propone que si queremos conocer un poco de Dios debemos emplear la razón, es decir, descubrirlo en la naturaleza, en los seres humanos, en las flores por su belleza, en la inocencia de los niños, en la perfección de lo que nos rodea, acudiendo también a la fe.
Todo ser humano cree porque Dios le dio el poder natural o por el don de la fe, experimenta su presencia y lo descubre en la creación, y es por la fe previamente motivada o instruida que el hombre se inquieta a buscarlo por todos los medios ya que lleva dentro de sí una verdadera sed de salvación.

La teología se puede entender como una ciencia que analiza desde todo lo creado las verdades sobre Dios empleando la sabiduría que todos poseemos para entrar en forma objetiva y subjetiva; aunque sin olvidar que la experiencia es la que va definiendo a Dios en el corazón mediante el ejercicio de la oración guiada por la fe.

La teología tiene solo una meta: llegar a Dios por las creaturas o por estas a él, por los dogmas, la historia o el estudio de catequesis u otros. Para su estudio se aconseja el método positivo porque nadie debe negar la única verdad que es Dios mismo y el método escolástico de la tradición.

Aunque muchos polemicen, los dogmas no se pueden negar pero sí profundizar a la luz de la sagrada escritura donde están las verdades de la fe y en la tradición divina que algunos no conocen aún, no aceptan o simplemente no les interesa. Creer ahora en el gran misterio de la existencia Dios sólo por la ley natural es un don que se da pero que no puede cambiarse; aunque el mundo evolucione en otros campos Dios no cambia, se revela de acuerdo al momento histórico, cambian los conceptos por el ataque del modernismo que nos exige seguir profundizando toda verdad divina, obligándonos a la piedad auténtica.

Del mismo modo, en esta ciencia se habla de unas “censuras teológicas” las cuáles pueden ser herejías, contrarias a una doctrina cierta que se dan en torno a la fe y que resultan ofensivas, malsonantes, escandalosas y capciosas.  Esto lo analiza la iglesia de acuerdo al magisterio, sin dar cabida a opiniones, ya que Dios es distinto del mundo y solo resta creer en él por la fe y la razón natural, la cuál es dogma; lo mismo que por la sagrada escritura, por la conciencia y la historia que da cabida a una profundización que se presta para censurar algunas cosas.  

Respecto a estas censuras la iglesia defiende las verdades como madre, maestra y como partícipe de la gracia del espíritu santo que busca ser fiel a las raíces del cristianismo con los padres de la misma a la luz de su doctrina.

Dicho de otro modo, la experiencia de Dios es innata y trascendente, “no aprendida” que se fortalece por muchos medios ya que hay que creer en ese gran misterio salvador para darlo a conocer sin ninguna duda, con argumentos naturales, bíblicos y tradicionales, con previa instrucción. Por consiguiente, no hay ignorancia permanente sobre Dios, lo normal es que se dé un conocimiento que por el ansia del ser supremo existe en cada uno y que evoluciona de acuerdo a la cultura, a la historia, a la fe y a la búsqueda de la salvación.

Desde un punto de vista personal y refiriéndome a las “Censuras teológicas” considero que la iglesia defiende sus argumentos procedentes de los santos, padres y demás, porque las normas, las tradiciones, la sagrada escritura, la propia conciencia del hombre, la historia de la revelación, la vida de Cristo que completó la existencia de un Dios, que con su muerte, pasión y resurrección revelan la promesa de salvación.  En otras palabras, Dios ha sido por la creación, Dios es porque actúa en la historia, Dios será el fin indiscutible de todo, hacia donde vamos todos.

Dios es sobrenatural, por eso nos cuesta creer en él; no podemos abarcarlo sino experimentarlo y disfrutar de su certeza, de su amor, con esperanza de ser acogidos por su misericordia.

Ahora sí, resulta conveniente que la iglesia se deje criticar de otras fuentes modernas para que nos unamos en un solo pueblo, creyendo en el mismo Dios, en consonancia con el progreso y la cultura de cada civilización.

Respecto a la existencia de Dios,  en el mundo actual, asediado por el modernismo y el materialismo que nos consume, unos saben que Dios existe, sin embargo navegan en la noche de la fe, se vive entre luces y sombras la certeza, tal vez por los altibajos propios de la naturaleza o por la falta de oración constante que la alimente. Igualmente muchos creen por la naturaleza y así viven en su presencia con humildad cumpliendo con la ley, tratando de agradecerle en todo.

Nadie es perfecto, somos limitados en cuanto a las ciencias, las investigaciones, las verdades humanas y divinas, por eso dejemos que lo inmaterial entre a nuestro limitado mundo, busquemos la verdad, el camino, la vida en Cristo y enseñemos dogmas, tradiciones, principios bíblicos, revelación, ciencia y fe a la luz de los grandes misterios de la salvación y existencia de un Dios que lo trasciende todo, lo invade todo y todo lo gobierna con su poder.

En este sentido entendemos que Dios es espíritu sobrenatural, dogma de fe que sobrepasa la razón, la ciencia y todo lo demás.

Mientras la teología y algunos miembros de la iglesia tratan de demostrar la existencia de Dios acudiendo a la fe, muchos de los seres humanos que habitan en su divina creación aún dudan de él.

Respecto a este tema tan controversial considero que Dios sí existe, pero que si algunos lo niegan es además de la falta de fe, por el materialismo que cada día nos absorbe. El modernismo, la ciencia y el egoísmo pusieron al hombre como centro del mundo, reduciendo a Dios de su lugar; uno que tendría que ser privilegiado.

A todos nos toca creer en las verdades reveladas para no dejarnos enredar por otras ideas que vienen con el devenir acelerado de los tiempos; en este sentido, todo tiene validez desde el punto de vista de la sed de Dios que llevamos dentro y que nos obliga a buscarlo de diversas formas.

Del mismo modo, considero que la iglesia debería concretizar unas tantas ideas de sus grandes hombres de fe: teólogos o filósofos, padres de la iglesia entre otros, para no confundir a las personas, es decir “ir al grano”:
  • ·         Pasar haciendo el bien
  • ·         Anunciar a Cristo de acuerdo a las verdades dadas por el
  • ·         Asumir el dolor como medio santificador, entre otras

Estas son algunas cosas en las cuales la iglesia no sólo debe enfatizar, sino que resumen lo que Cristo desea para los hombres; de esta manera muchos “no creyentes” estarán llamados a él y las sectas o demás religiones que existen hablarán un único idioma: el de Dios.

Al respecto, es muy común ver en las comunidades la proliferación de sectas inconformes con la iglesia lo cual resulta ser un problema de fondo ya que esta no se ha dedicado a educar al pueblo sobre las verdades fundamentadas que tocan con la fe.


El hombre tiene un conocimiento innato de Dios pero debe ser instruido en lo tocante a la revelación progresiva de Dios en la escritura, algo de lo cual muchos desconocemos o no tenemos claridad:

·         Nacimiento humilde de Jesús
  • ·         La vida, pasión muerte y resurrección
  • ·         La ascensión al cielo
  • ·         La venida del espíritu santo a la iglesia
  • ·         La salvación por Cristo
  • ·         La vida eterna

Si la iglesia optara por llevar especialmente a los jóvenes el mensaje de Dios y lo dieran a conocer de una manera que no diera lugar al escepticismo, la teología cobraría mayor importancia y dejaría de verse como algo monótono cuyas ideas suelen confundir a quienes de por sí se encuentran perdidos en el consumismo y el materialismo de la época moderna



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